El cambio al horario invernal aquí fue un mazazo. En poco tiempo se pasa de tener unos días bastante apañados a ver anochecer a las tres y media de la tarde, y eso que yo vivo en el sur. A eso se une que siempre, está nublado. Y por siempre digo que sólo se ve el sol unas 20 horas por mes. Uno no se da cuenta al principio, pero es fácil caer en la depresión y apatía. Si no estas activo apetece salir poco y dormir mucho.
Hoy 13 de diciembre los suecos y suecas celebran la festividad de Lucía. Según el calendario juliano que tenían antes, este día era el solsticio de invierno y celebran que Lucía, la señora de la luz, viene a traerles la luz de nuevo. En fin, que se de prisa que ya va haciendo falta. Básicamente la cosa consiste en ir a conciertos corales, hacer galletas, y ver procesiones de jóvenes vestidas de blanco, con velas en la cabeza una de ellas.

Sin embargo la tradición navideña que más me gusta es la del vino caliente. Tan pronto como llegó diciembre, el Systembolaget se llenó de botellas de Glög. El proceso es simple, se calienta -sin que hierva- y se le echan una serie de frutos secos, como pasas y almendritas. Además de los vinos de verdad (10º y 15º) y otro de mentira (2º) todos los años hacen alguna variación distinta con sabores a distintas frutas. Para combatir el frescor sienta bastante bien.

God Jul!