Aún recuerdo la emoción que me suponía de pequeño levantarme para ir de vacaciones a la playa. Era aún de noche cuando bajábamos las maletas al citroen blanco: “Para salir con la fresquita y que no nos pille el atasco” decían mis padres. Cuatro horas para llegar a Torremolinos, peleando con mi hermanita en un asiento trasero atestado de cachibaches. Qué lejos me parecía aquello. Luego la tipica parada en el bar de carretera. Luego ver el mar por la ventanilla. Luego pedir las llaves y abrir la puerta del apartamento. La emoción que me provocaban todas esas pequeñas cosas, por suerte, aún sigue viva, y hoy de nuevo me recorre todo el cuerpo no dejándome ni dormir: en un rato me voy de viaje,una de las pocas situaciones en las que siento que mi vida arde y explota en lugar de consumirse poco a poco. ¡Cuánta gente interesante conoceré, cuántos rincones, cuánta comida nueva, cuánta bebida rica, cuantas risas y anécdotas me esperan!

En fin, hasta principios de Agosto me voy a Budapest y Wroclaw y a Praga si da tiempo.
En Budapest participaré durante dos semanas en un curso sobre geolocalización que organiza la asociación europea de estudiantes “Best“. Basícamente consiste en convivir con un puñado de estudiantes de toda Europa, haciendo cacharreos chulos durante algunos ratitos al día en el medialab “Kitchen Budapest” y pasando el resto del tiempo en fiestas, turismo y esas cosas….

Después quizás vaya unos diítas mas a Praga, allí simplemente a vagabundear. Y por ultimo me voy a Polonia a conocer wroclaw y a poner a punto la infraestructura IT de la sede de una empresa española, lo que dicho así queda del carajo.

Como habrá Internet y me llevo a mi Ibook pequeñín (que justo me lo compré para tenerlo siempre conmigo), seguramente escriba por aquí a modo de diario de viaje. Si no lo hago o he muerto en accidente de avión o ando demasiado ocupado superdivirtiendome como para perder media hora divirtiéndome escribiendo.
Bye bye¡ o como diré en Hungría: Bye bye¡