Cosas que hago en la uni, adolescentes y centros comerciales
En la universidad, estamos trabajando en un proyecto de “place specific computing”. Consiste en estudiar la tipología de un lugar: es decir el punto de vista arquitectónico (el espacio) y la forma en la que la gente se relaciona e interpreta ese espacio. Después de ese estudio se intenta diseñar algún servicio o dispositivo que o bien refuerce y encaje en el lugar y su cultura o bien responda a algún interés de transformación de ese lugar partiendo de las condiciones actuales para llevarlo a otro punto.
También estamos mezclando cosas de diseño participativo, o como involucrar al “cliente” y hacer que se sienta parte del proceso de diseño. Nuestro cliente en este caso es un grupo de radio teatro que pretende dar algo interesante que hacer a adolescentes, principalmente inmigrantes y de las zonas marginales de Malmö. Durante las entrevistas con ellos, al preguntarles sobre lugares en los que realizar los experimentos, me chocó bastante que todos hablaran de que una buena parte del tiempo libre la pasan en los centros comerciales, aunque no vayan a comprar. El estereotipo me vino a la cabeza y pensé, “Pobre suecos que aburrimiento de adolescencia, mira que tener que divertirse en un centro comercial”. Después he estado mirando y parece que también es costumbre en la cálida y callejera España. Y la cosa tiene ya su tiempo: en este articulo de 2004 ya se hablaba de esa tendencia.
Hay algo enfermizo. En perder las calles, en abandonar las ciudades, el mundo real, en beneficio de aburridos sitios despersonalizados, sin historia. Espacios diseñados para gastar dinero en cada esquina y en los que nada es gratis. En la obsesión de la clase media por la falsa seguridad de sus crías, a quienes llevan en coche a esos guetos clonados en los que nada se puede aprender, no vayan a mezclarse con gente y (sub)culturas raras. Si los que pagan los impuestos y votan prefieren sacar a sus hijos de las calles de la ciudad y llevarlos a esos pasillos de cámaras de seguridad y tiendas, ¿Como aún me extraño al ver que las ciudades cada vez se parecen más a los centros comerciales?